Con su forma que recuerda al sol y sus colores repletos de vitalidad, la gerbera es una flor que huele a verano. Como planta de interior, en el jardín o en un ramo de flores frescas, esta bonita planta tan luminosa ha conseguido conquistar toda Europa. Por eso, no nos sorprende que la flor de la gerbera sea el símbolo de la alegría de vivir, la felicidad y el verano. Descubre sus características, su historia y las condiciones más idóneas para cultivar gerberas tanto en interior como en exterior.
Características e historia de la gerbera
La gerbera es una flor originaria de Sudamérica, Sudáfrica, Madagascar y Asia y en el mundo existen unas treinta especies diferentes. Esta planta con bonitas flores de colores pertenece a la familia de las asteráceas y también se denomina margarita del Transvaal.
La gerbera es una flor muy apreciada para la decoración de interior en ramos, pero también es habitual en jardines, terrazas y balcones. Debido a sus diferentes variedades e híbridos, estas flores están disponibles en todos los colores que podamos imaginar. Suelen ser habituales los colores cálidos y solares, como el naranja, el amarillo y el rojo, que contrastan con el verde de sus hojas.
Esta planta perenne puede alcanzar entre 30 y 60 cm de alto, y entre 20 y 40 cm de ancho. Además, suele durar unos tres años o hasta que deja de florecer, señal de que toca renovarla.
Con sus flores sencillas, dobles o semidobles, las gerberas se han convertido desde los años 70 en una de las plantas más populares de todo el mundo.
La gerbera es una especie que sufre con las temperaturas extremas, por lo que debemos evitar las heladas. Si estás pensando en plantar gerberas en el exterior, recomendamos que sea únicamente si vives en un clima templado. Aparte de prestar atención a la temperatura, esta planta es fácil de mantener y no requiere grandes cuidados. Las gerberas, con su extraordinaria floración, son plantas muy gratificantes de cultivar.
Origen e historia de las plantas de gerbera
En cuanto al origen y la historia de estas plantas, Jan Frederik Gronovius, un botánico neerlandés, descubrió esta flor en el siglo XVIII y la denominó “gerbera”. Escogió este nombre precisamente en homenaje a su compañero alemán Traugott Gerber, que coleccionaba flores. El término “jamesonii” también se eligió en honor a Robert Jameson, un geólogo y naturalista escocés que fundó una explotación minera de oro en Sudáfrica en 1884.
Jameson descubrió unas bonitas “margaritas” cerca de la mina y comenzó a cultivarlas en su casa antes de regalar ejemplares al Jardín Botánico de Durban. La planta llegó más adelante a Reino Unido, donde los taxónomos se interesaron por esta especie desconocida.
A principios del siglo XX, los horticultores europeos descubrieron esta planta y sus coloridas flores que les recordaban a la margarita. Empezaron a cruzar la gerbera jamesonii y la gerbera viridifolia hasta obtener las plantas híbridas que encontramos en la actualidad.
Significado de la gerbera
En el lenguaje de las flores, el significado de la gerbera es siempre muy positivo. En función de su color, la gerbera expresa admiración, alegría, felicidad, amistad e intensidad de los sentimientos.
¿La gerbera es una planta de interior o de exterior?
La gerbera es una planta de interior perfecta. No obstante, si tienes la suerte de vivir en un clima templado y soleado durante todo el año, también puedes cultivar gerberas en el exterior. En las rocallas y parterres de tu jardín y en macetas en tu terraza, esta flor aportará alegría y vitalidad a tus espacios exteriores.
Estas flores toleran bien el calor, pero no recomendamos que las plantes en el exterior si las temperaturas en tu zona suelen bajar de los 5 °C en invierno. El cultivo en exteriores está recomendado para climas más suaves.
La gerbera es sensible a las temperaturas frías y necesita muchas horas de sol. Por eso, plántala en la tierra o en tu balcón siempre que le puedas garantizar la luz suficiente.
Si vives en el Mediterráneo, puedes plantar tus gerberas en un macizo o una rocalla. En otras regiones, te recomendamos las macetas para poder resguardarlas del frío dentro de casa durante el invierno.
Las variedades más resistentes en el exterior son los híbridos y la gerbera garvinea. La gerbera jamesonii es algo más delicada y está más indicada para el cultivo en interior.
En cuanto al riego, las gerberas son plantas que requieren un riego constante pero sin encharcar el sustrato. Si las plantas en maceta, procura que el drenaje sea adecuado.