Nuestra mesa de trabajo es quizás el lugar donde más horas del día pasamos y, muchas veces, el espacio que tenemos más descuidado.
Un pequeño ramo de flor natural o simplemente el detalle de una sola flor, puede ayudarnos a relajar nuestra tensión y a concentrarnos. Sin embargo deberíamos tener en cuenta algunas sencillas consideraciones de sentido común si no queremos encontrarnos ante un verdadero estorbo.
A la hora de colocar unas flores frescas en nuestro escritorio (y no estoy hablando del fondo de pantalla de nuestro ordenador) lo primero que hemos de tener en cuenta es su emplazamiento. Es importante que estén un poco alejadas de nuestra área de actividad para que no interrumpa nuestras funciones. El ramo o la flor se colocarán un poco alejado, a uno u otro lado de la mesa, de forma que las podamos observar en perspectiva al apartar la mirada de la pantalla del ordenador, de los libros o de los papeles en los que estemos trabajando. Desviar el punto de atención con una cierta frecuencia nos ayudará a relajar nuestros ojos y a concentrarnos.
Tan importante como el emplazamiento de las flores es el contenedor que ocupen. Hay que tener en cuenta que el agua no es el mejor compañero de una mesa de trabajo. Por lo tanto el jarrón o recipiente deberán asentarse sólidamente y estar lo más alejado posible del área de actividad. El cristal en colores claros o transparente aportará ligereza y dará sensación de mayor espacio, mientras que un recipiente oscuro o con un dibujo muy abigarrado solo deben utilizarse cuando tienes una zona de trabajo muy amplia.
El tamaño del arreglo es asimismo muy importante. Procura que los ramos sean pequeños y no muy altos. Tén en cuenta que ha de ser un detalle donde puedas fijar la vista naturalmente. Un ramo grande, por muy bonito que sea, entorpecerá tu visibilidad y estorbará tu trabajo.
El color de la flor. La cromoterapia, o las técnicas que evalúan la capacidad del color para influir en nuestros estados de ánimo y en nuestra salud cada vez están siendo tenidas más en cuenta. Busquemos, pues, colores que induzcan a la concentración y a la armonía. Un arreglo o flor con predominio de azul aportará concentración y una sensación de la calma y de expansión, además de aliviar el stress. El color violeta favorecerá la introspección, ayudando a generar un equilibrio entre fuerzas contradictorias. Un toque rosa aportará bienestar y los tonos turquesas y azul verdosos llevarán el frescor y una sensación estimulante a tu mesa de trabajo.