Que nadie diga que en invierno no crece nada. Esta preciosa flor nade con los fríos y desaparece hacia la primavera. No es muy dificil de cultivar siempre que tengan tierra áciday fresca y esté protegida del viento seco.
El hamamelis es muy apreciado por el color de sus flores que aparece a menudo entre las ramas cubiertas de nieve y son muy fragantes. En las zonas templadas se considera uno de los principales arbustos de flor para el invierno. Además el follaje puede tomar varios tonos muy vistosos antes de caer en otoño, que van del escarlata oscuro al amarillo dependiendo de la variedad. Procede de América del norte y puede alcanzar hasta 7 metros de alto. Hasta finales del XIX no fue introducido en Europa, donde ha adquirido gran popularidad. La floración se da entre otoño e invierno.
Esta flor de invierno tiene además propiedades curativas y mágicas. Los chamanes indios conocían bien sus propiedades medicinales además de atribuirle propiedades mágicas seguramente por el parecido de sus hojas con las del avellano común, árbol del que hablamos hace poco en estas mismas páginas. Quizás por éso algunos conocen esta planta como “avellano mágico”.
Parte de esta magia está en los usos medicinales del hamamelis. Se utilizan, sobre todo las hojas que tienen propiedades astringentes, vasoconstrictoras, hemostáticas, vitamínicas y antimicrobianas, siendo un remedio eficaz en el tratamiento de los trastornos de circulación venosa como varices, las flebitis o las hemorroides.
Usos del hamamelis
Puedes utilizar agua destilada de hamamelis aplicada directamente Desinfectar heridas y descongestionar la piel irritada y también es un buen apósito en el caso de esguinces y contusiones.
El colirio de hamamelis es especialmente eficaz cuando tienes los ojos muy cansados o irritados.
Las infusiones de hojas de hamamelis ayudarán a mejorar tu circulación y a limpiar tu organismo.