Poco a poco, también nos vamos quedando sin las flores del verano. Pero eso no quiere decir que renunciemos a su presencia en nuestro vida cotidiana. Puedes seguir disfrutando de tus flores favoritas si las preparas como ramos de flores secas. Hoy te contamos como hacerlo en casa.
Elige bien tus flores
Mejor cortar tus flores un día en el que haga sol y calor. De esta forma nos aseguraremos que no queda nada de rocío mañanero en sus hojas. Cada flor tiene un momento más adecuado para su recogida:
Las rosas, la lavanda y la artemisa se recogen en cuanto florecen.
Las hortensias y la aquiléa al final de la floración que se reconoce por el cambio de color de sus flores.
Las estatices y las prímulas se recogen en plena floración.
Una vez que tengas las flores cortadas, quítales la mayor parte del follaje. Si tienes que dejar la operación de secado por un rato, mejor que pongas las flores en agua tíbia en un lugar fresco y oscuro durante algunas horas.
Un truquito: Para que tus flores aparezcan esponjosas una vez secas utiliza la siguiente receta de la abuela: Pon en un jarrón el equivalente de un vaso con 1/4 de glicerina y 3/4 de agua. Una vez que tus flores han absorbido el preparado, puedes pasar a la fase de secado.
La etapa de secado
El método más simple y el más económico es el secado al aire. Este método se adapta a la mayoría de las flores.
Consiste en colgar las flores boca abajo en un lugar seco, oscuro y airedado. Ten en cuenta que la humedad es el peor enemigo. Si no tienes un lugar muy oscuro, envuelve las flores en papel de periódico. Puedes agruparlas en ramilletes de 5 a 8 flores. Según el tipo de flores varía el tiempo de secado, entre unas cuantas horas y algunas semanas. Vigila de vez en cuando el estado de tus flores para comprobar el punto de secado.
El método del aire libre no funciona con todas las plantas. También es importante conocer otros métodos que te podrán útiles. Otra técnica es utilizar gel de silicio o gel de secado. Puedes encontrar este gel en tiendas de jardinería o en farmacias.
Busca una caja que se pueda cerrar herméticamente. Cubre el fondo con una capa de gel. Pon encima las flores. Vuelve a echar otra capa de gel hasta taparlas completamente. Tapa la caja y déjala reposar durante, por lo menos, una semana. Verifica que las flores estén bien secas. Si queda algún residuo de cristal en las flores retíralo cuidadosamente con un pincel o una brocha.
El agua también se puede utilizar, aunque parezca una contradicción, como método de secado.
Si dejaste tus flores en un jarrón con agua, manténlas ahí hasta que comiencen a secarse. Entonces, cambia el agua por unos 2 o 3 cms. de agua fresca. Solo tienes que mantener este nivel de agua hasta que las flores se sequen completamente. Evita colocarlas cerca de una fuente de luz para que conserven todo su color.